NO TIENE BRAZOS NI PIERNAS, PERO ASÍ CRIÓ A SUS HIJAS SIN LA MADRE

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Pablo Acuña, un hombre de 60 años de Paraguay que no tiene extremidades inferiores ni superiores, pero nunca ha sido limitante para criar a sus dos niñas.

Sumado a sus discapacidades, a Pablo se le vino el mundo encima cuando la madre de las pequeñas los abandonó, momento en que su hija menor solo tenía meses de nacida. Pero eso no lo detuvo, porque más eran sus ganas de darle todo a sus hijas.

Y así sucedió, porque nada les ha faltado. Él anda en una carretilla para poder trasladarse, al no tener brazos ni piernas, sin embargo, de lo que no queda duda es que tiene un corazón gigante.

“Él no puede moverse solo, depende de otra persona hasta para ir al baño, pero sí puede atender su celular marcando con la nariz y también usa el control de la tele de la misma forma”, agregó.

Así como él hizo todos los sacrificios posibles por sus hijas cuando eran pequeñas, ahora ellas le devuelven el favor. Eso la sabe muy bien Élida, que era una bebé de meses cuando su madre se marchó y toda la responsabilidad quedó en Pablo. Ella lo valora mucho.

Por eso, ella también reconoce que su padre luchó con todos los problemas con las mejores ganas. “Nunca vi a mi papá triste. Siempre está alegre y me da consejos muy sabios, pese a que nunca fue a la escuela. Es una persona muy inteligente, yo le admiro. Es el mejor papá del mundo”, expresó.